Tiene algo de tiempo que la exploración de Instagram terminó volviéndose monótona, sin esa capacidad de sorprendernos como antes. Pero hay ocasiones —sí, de esas que parecen alineaciones cósmicas— en que el scrolleo de la muerte te lleva directo a un perfil que te impacta como meteorito y te devuelve la emoción de la primaria al gritar: “¡@maldita sea, DINOSAURIOS!”

oil on canvas, 30″x40″, 2019

Ese fue exactamente el sentimiento que experimenté al descubrir la obra de Michael Kerbow, un tipo que se ve tan agradable como esos profes buena onda que te caían bien en la escuela. Pero ojo: debajo de esa apariencia de buen tipo, Kerbow esconde un sentido del humor negro con el que plasma escenas apocalípticas, reflejo de lo único que vamos a aportarle a cualquier civilización futura después de que nosotros mismos nos hayamos dado en la madre: las ruinas de nuestro fantástico y salvaje capitalismo. De ahi el nombre de su serie: LATE CAPITALISM ( Capitalismo tardío)

Pero que no te engañe su temática: Kerbow no es otro pintor genérico del apocalipsis. Su visión no es la clásica crítica gris y deprimente al capitalismo. No, lo que realmente me voló la cabeza es la propuesta gloriosa de que, cuando la humanidad colapse, quienes tomarán la estafeta serán… ¡DINOSAURIOS, FUCK YEAH! Los animales más fantásticos que han pisado esta cochina Tierra volverán para rascar sus lomos con los escombros de nuestros Walmart y nuestros McDonald’s.

oil on canvas, 30″x40″, 2020


Y no, no sufren ni se deprimen en este mundo tan solito. Los dinosaurios de Kerbow se la pasan poca madre: empujan autos oxidados, duermen, cagan y hasta se aparean sobre los restos de nuestra asquerosa civilización, como si fueran niños felices en un parque de diversiones post-humano.

oil on canvas, 24″x32″, 2019

Los dinosaurios de Kerbow tienen un toque de humor negro que juega con nuestra ironía capitalista. Y aunque algunas de sus piezas pueden rozar lo oscuro o aleccionador, lo cierto es que estos dinosaurios se ven tan felices y plenos que da gusto verlos reconquistando el mundo que dejamos atrás.

Las pinturas de Kerbow son joyas que querríamos en museos y, por qué no, también en las paredes de Tigrepop. Especialmente la que estás viendo en la portada de este artículo: sería una adquisición de colección fuera de serie.

oil on canvas, 24″x36″, 2020

Ahora bien, el trabajo de Kerbow no se queda en este parque jurásico del post-consumo; su obra aborda temas profundos y cargados de crítica social. Y aún con todo ese peso temático, te deja una enseñanza que, paradójicamente, te hace sentir bien. Lo más impresionante es lo meticuloso e intrincado de su técnica, que claramente refleja horas interminables de trabajo minucioso en un mundo que cada vez premia más a las “obras maestras” hechas en 30 segundos.

Kerbow es, sin duda, un artista que necesitas conocer, disfrutar y —como nosotros— poner en tu radar.

oil on canvas, 24″x32″, 2020
oil on canvas, 34″x68″, 2022

Kerbow, según Kerbow

Quizá no te sorprenda que Michael Kerbow empezó a pensar en la decadencia del mundo moderno desde su primer estudio de pintura: un edificio junto a un basurero tóxico de la Marina de EE.UU., rodeado de pastizales y tubos blancos que ventilaban quién sabe qué horrores químicos sepultados bajo tierra. El lugar le recordaba a un cementerio.

oil on canvas, 18″x24″, 2022


Kerbow, que antes trabajó en la industria de la publicidad —sí, esas mismas campañas que nos hicieron adictos a comprar idioteces—, vio ahí una metáfora clara del desastre: la cultura del consumo sin freno nos estaba enterrando, literal y figuradamente.

oil on canvas, 24″x32″, 2019


Desde hace más de veinte años, su arte explora las fuerzas que impulsan a nuestra sociedad industrializada. ¿Por qué deseamos lo que deseamos? ¿Qué precio pagamos por ese deseo? Kerbow usa sus cuadros como alegorías para advertirnos sobre el mañana: hiperconsumo, crisis ecológica, cambio climático, el ticket completo.

oil on canvas, 24″x36″

Pero no todo es sermón: sus obras, aunque crudas y reflexivas, son irresistibles por su colorido y detalle exquisito, casi como un anzuelo visual para que piques y luego te golpee la realidad.

¿Quieres pensar en el fin del mundo? Perfecto. Pero Kerbow te lo sirve con dinosaurios y colores deliciosos. Y, francamente, eso lo hace un maestro.

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oil on canvas, 34″x68″, 2021