Imagínate llegar a la cabina de DJ, conectar tu USB y ver que al otro lado está Zulan, con su jersey retro de fútbol (argentino, brasileño, de Hogwarts, da igual) y una fila de mil stories listas para subir a su TikTok. Mientras tú batallabas aprendiendo a usar Rekordbox con tutoriales filipinos de YouTube, ella ya estaba abriendo sets para Swedish House Mafia en Ibiza. Sin haber lanzado un solo track. Sí, ni un maldito beat producido con Splice. ¿Magia? Nah. Nepo baby power.
El nuevo playlist del nepotismo
La historia de Zulan no empieza en un garage de Berlín o en un cuarto de 2×2 con foquitos LED y una Pioneer DJ usada que pagó en 18 MSI. Empieza en un consejo directivo: su mamá, ex CEO de la Recording Academy y ejecutiva de Disney; su papá, fundador de Mundos Music, agencia boutique de branding musical. Básicamente, mientras tú tenías que pedir prestados los USBs para mezclar en la fiesta de graduación de tu prima, ella ya tenía un pitch deck con assets y KPI’s para posicionarse como la próxima reina del EDM TikTok Ready™.
Un Coachella sin haber lanzado ni un ringtone
Zulan tocó en Coachella antes de lanzar una canción. Antes. ¿Quién demonios logra eso? Ni Paris Hilton en su fase de DJ de Ibiza. Estaba firmada con Wasserman, agencia que maneja desde futbolistas hasta modelos de perfumes. ¿Su primer single? Un sampleo de Clairo producido por Area Atlantica. Cinco millones de plays en Spotify. Fácil, ¿no? Claro, cuando tu launch incluye el spot #4 en la playlist Mint de Spotify sin historial previo. Es como si llegaras a Harvard sin saber leer, pero tu papá es el rector.

¿Y si al menos tuviera estilo propio?
Todos sabemos que las Nepo Babies existen y que la industria musical es un pasillo de contactos disfrazados de meritocracia, pero hay algo que molesta más que su éxito instantáneo: su fake authenticity. Zulan, siendo argentina, se pone camisetas de Brasil. Eso en la cultura futbolera es como ponerle piña a la pizza italiana frente a tu nonna. Básicamente, en vez de parecer “global cool girl”, queda como David Cameron diciendo que le va al West Ham cuando en realidad era fan del Aston Villa.
Influencers, playlists y amigos carísimos
Detrás de sus videos con miles de views y raves sold out, hay inversión. Porque grabar con cámaras RED, tener un equipo de edición, contratar PRs, managers, bookers y social media strategists cuesta. Mucho. No es la historia de la chica underdog que hizo sus primeras mezclas en Virtual DJ crackeado. Es la historia de una estrategia de marketing digna de Harvard Business Review. Pero hey, seamos honestos, todos lo haríamos si pudiéramos. El problema es cuando pretenden venderlo como talento puro y esfuerzo personal, borrando de la ecuación el simple hecho de que nacer en la familia correcta es más efectivo que 10,000 horas en Ableton.

No eres tú, es el sistema… pero un poco sí eres tú
No nos engañemos: Zulan no es la única Nepo Baby, ni será la última. Pero el punto no es odiarla por nacer con suerte, sino dejar de vender estas carreras como “inspiradoras” cuando lo que inspiran es gastritis existencial. Porque hay miles de productores y DJs rompiéndose la espalda para conseguir un warm up en un bar de mala muerte mientras esta generación de TikTok DJs firma contratos con agencias globales antes de aprender a ecualizar. Y aún así, ahí estaremos, escuchando su set, subiendo stories y diciendo “qué perra, la amamos”. Porque el algoritmo, el FOMO y el espectáculo siempre ganan.