Érase una vez el punk

Olvida por un momento a los Sex Pistols y su cuidadosamente manufacturada rebeldía. Sí, leíste bien. Esa banda que muchos consideran el pináculo del punk en realidad fue una especie de boyband de la anarquía, un producto creado por Malcolm McLaren, un genio de la mercadotecnia cutre. Pero antes de que ellos irrumpieran en escena con Never Mind the Bollocks, ya existía un grupo que realmente había incendiado los cimientos del rock y del establishment contracultural: The Stooges.

Desde Ann Arbor, Michigan, en una época dominada por la psicodelia hippie y el amor libre, The Stooges surgieron como una anomalía rabiosa. No eran los pacíficos idealistas que predicaban amor y flores. Eran los chicos malos que llegaban a la fiesta a romper los muebles, encender un cigarro con las cortinas y escupir en tu bebida. Con un sonido seco, primitivo y brutal, y un frontman tan desequilibrado como fascinante, The Stooges dejaron una cicatriz indeleble en el rock.

Iggy Pop: El Antihéroe del Rock

Donde Lou Reed era cerebral y Jim Morrison seductor, Iggy Pop era un torbellino de vulgaridad y caos. Su verdadero nombre, James Newell Osterberg, poco importa; en el escenario se convertía en una fuerza de la naturaleza, desprovista de cualquier pretensión intelectual o poética. Era puro instinto y energía animal, el epítome de la frase “rock and roll attitude”.

En su debut en 1968, Iggy dejó claro que no estaba interesado en ser un cantante convencional. En el Grand Ballroom de Detroit, con apenas media hora en escena, terminó escupiendo a los primeros fans que intentaron abuchearlo. Su acto kamikaze pronto se convirtió en un espectáculo recurrente: arrojándose al público, atacando a espectadores, lacerándose con vidrios, derramándose cera caliente, vomitando en el escenario, o simplemente mostrando su pene. Era crudo, visceral y completamente impredecible.

Raw Power: El Origen del Punk Antes del Punk

 

Aunque los primeros dos álbumes de The Stooges (The Stooges, 1969 y Funhouse, 1970) fueron ignorados en su momento, fue Raw Power (1973) el que definió el ethos punk antes de que este siquiera existiera como género. Bajo la producción de David Bowie, quien reconoció el potencial destructivo y explosivo de la banda, Raw Power se convirtió en un testamento del rock sucio y sin concesiones.