Ranma 1/2. Esa caricatura que, en los 90, muchos veíamos sin saber que nos estaba educando sobre algo más grande que el simple slapstick o el humor de situaciones. La premisa era sencilla: un chico, Ranma Saotome, que por un hechizo maldito se transforma en chica cada vez que toca agua fría y vuelve a su forma masculina con agua caliente. Fácil, ¿no? Pues no tan fácil cuando empiezas a verlo en retrospectiva y te das cuenta de que, en una época en la que hablar de género y identidad era casi tabú, Ranma 1/2 plantaba una semilla de tolerancia y comprensión en la mente de toda una generación.

Para los que crecimos en los 90, ver a Ranma cambiar de género como quien cambia de camisa nos parecía hilarante y hasta fascinante, pero más allá de las risas y las bromas visuales, había algo que iba directo al subconsciente: el cuestionamiento sobre la identidad y el género. En un mundo donde todo debía encajar en una cajita perfecta, Rumiko Takahashi, la creadora de la serie, nos regaló un protagonista que rompía todas las reglas. Ranma no era “menos hombre” al convertirse en mujer, ni perdía su identidad al cambiar de forma; simplemente, seguía siendo Ranma.
Este juego de géneros desmoronaba los conceptos rígidos que la sociedad nos vendía, dejándonos ver que lo masculino y lo femenino no eran más que etiquetas que se podían quitar y poner. Sin sermones ni lecciones morales evidentes, Ranma 1/2 nos enseñaba que el género podía ser fluido y que alguien podía ser querido y aceptado sin importar las etiquetas. Lo que veíamos como humor era, en el fondo, una clase de tolerancia que muchos no entendimos completamente hasta años después.

Para una generación de niños que, sin saberlo, crecerían en un mundo más abierto y lleno de conversaciones sobre identidad, Ranma 1/2 fue un primer vistazo a lo que significaba ser diferente, y a la posibilidad de que esa diferencia no era algo que temer, sino algo que celebrar. La serie nos dio un protagonista que tenía que lidiar con cómo los demás lo percibían, mientras él mismo iba adaptándose y aceptándose en cada transformación. Nos enseñó, de forma velada, que la identidad no es algo fijo, y que el ser humano es capaz de abrazar cambios, adaptarse, y, sobre todo, encontrar su verdadera esencia, sin importar las etiquetas que otros quieran ponerle.
Así que, si creciste viendo Ranma 1/2 y hoy tienes una mentalidad más abierta hacia el género y la identidad, tal vez puedas agradecerle a esa serie por haberte dado una primera dosis de empatía y apertura sin que te dieras cuenta. Porque, en el fondo, lo que parecía ser solo una comedia de enredos era, en realidad, una oda a la libertad de ser.

Ranma 1/2
Autor: Rumiko Takahashi
Género: Comedia, Artes Marciales, Romance, Fantasía
Publicación del Manga: 1987 – 1996 en la revista Weekly Shōnen Sunday
Capítulos del Manga: 407
Volúmenes: 38
De qué trata:
Ranma 1/2 sigue las desventuras de Ranma Saotome, un joven artista marcial que, debido a un accidente en las aguas de Jusenkyo, sufre una maldición que lo transforma en chica cada vez que toca agua fría y vuelve a su forma masculina con agua caliente. Esta peculiaridad causa un sinfín de problemas y enredos, especialmente en sus relaciones personales, incluyendo su compromiso con Akane Tendo. La serie explora temas de identidad de género y transformación de una manera única y divertida, mezclando comedia, romance y artes marciales.
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Adaptaciones al Anime
Primera Adaptación al Anime (1989-1992):
La primera adaptación del manga fue producida por el estudio Kitty Films y dirigida en su mayoría por Tsutomu Shibayama. Este anime, que se emitió de mil novecientos ochenta y nueve a mil novecientos noventa y dos, consta de ciento sesenta y un episodios divididos en dos series: Ranma 1/2 y Ranma 1/2 Nettōhen. Además, se lanzaron diversas OVA’s y películas que ampliaron el universo y las historias de los personajes. Esta adaptación es una de las más queridas y recordadas por los fans de la serie, con su animación clásica y estilo de comedia que captura la esencia del manga.
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¿Dónde ver Ranma 1/2? en Netflix