Surf, Psicodelia y Celuloide: La Joya Maldita del Cine Experimental que Nos Encontramos a las 3 A.M.

Hay dos tipos de personas en este mundo: los que se duermen temprano para meditar y los que se quedan despiertos viendo videos de bulldogs roncando mientras comen pizza fría a las 3 de la mañana. Adivina en cuál categoría estamos nosotros.

La gerencia editorial de Tigrepop se cocina en esas madrugadas: navegando los rincones más oscuros del internet, mientras un bulldog francés nos mira con ojos de «otra vez vas a desvelarte por contenido raro, ¿verdad?». En esas noches, entre litros de Coca-Cola Light y delirios visuales provocados por el insomnio, nos topamos con un proyecto que nos voló la tapa de los sesos y al mismo tiempo nos hizo preguntarnos si ya deberíamos ir a terapia.

Se trata de Expencive Porno Movie. Así, con C de «¿será un error o parte del performance?». Spoiler: es parte del chiste. No hay porno, pero sí hay una orgía visual de surf filmado en glorioso Super 16mm. Porque claro, si vas a hacer una película sobre olas y tablas, mínimo hazlo con un presupuesto absurdo y en un formato que haga que cualquier TikTokero se pregunte si accidentalmente cayó en una clase de cine experimental.

¿Qué demonios es Expencive Porno Movie?

Es un filme dirigido por Tin Ojeda, un tipo que seguramente se cansó de ver los mismos documentales de surf con narraciones soporíferas sobre «buscar la ola perfecta». Aquí no hay voz en off, ni reflexiones new age sobre conectar con el mar. Lo que hay son 45 minutos de cine psicodélico, surf retro y soundtrack setentero al puro estilo de una peli de sexploitation barata. Piensa en The Endless Summer remixado por un DJ que se metió LSD en lugar de mezcal.

La cinta cuenta con surfistas de culto como Alex Knost, Dane Peterson, Kassia Meador, Trevor Gordon, Ryan Burch y Jared Mell, haciendo lo suyo entre olas, mientras el celuloide captura cada frame como si Wes Anderson hubiera tenido un accidente de tráfico con Quentin Tarantino y ambos hubieran terminado produciendo un comercial de Vans.

¿Por qué nos obsesiona esta rareza?

Primero: porque está filmado en Super 16mm, lo que significa que no es un «proyecto para YouTube» grabado con un iPhone en modo cinematográfico. Aquí hay grano, textura y una sensación constante de que cada escena podría estar patrocinada por el fantasma de Andy Warhol. Las imágenes son tan hipnóticas que no sabes si estás viendo un video de surf o una instalación de arte en algún museo de Los Ángeles al que no te dejaron entrar por llevar Crocs.

Segundo: el sonido. No es un «soundtrack de surf típico» con Jack Johnson tocando el ukelele. Es música setentera de exploitation, con ese toque sucio y decadente que hace que todo se sienta más… ilegal. Y no olvidemos los cortes rápidos, las intersecciones raras y los momentos donde de repente la imagen se va al carajo, como si alguien hubiera derramado salsa Valentina sobre el proyector.

El surf, pero en ácido

Expencive Porno Movie no es una película sobre el surf. Es una película sobre cómo el surf puede convertirse en un lenguaje visual completamente bizarro y sensorial. No hay una historia, ni un villano, ni un héroe salvando la costa de la contaminación (aunque deberían). Aquí solo hay ondas, estilo y una especie de reverencia al tiempo perdido.

Ojeda captura esa sensación de escapar, pero no a la playa bonita de Cancún con influencers haciendo TikToks, sino a la versión VHS rayada de un verano eterno que probablemente nunca existió. Es como un sueño febril donde las olas no paran y tú tampoco puedes dormir.

¿Para quién es esta joya?

Si te gustan las películas de medianoche, si has visto Liquid Sky o Holy Mountain, si crees que el surf debería tener más que ver con el arte que con los deportes extremos patrocinados por Red Bull, esta cinta es para ti.

Si no, igual mírala. Después de todo, hay cosas que solo se entienden a las 3 de la mañana, con un bulldog al lado y una rebanada de pizza fría en la mano.