Jon Klassen y el Arte de Deconstruir el Miedo en ‘The Skull’
Es probable que si ves The Skull, el más reciente libro de Jon Klassen, lo primero que pienses es que el tipo tiene un sentido del humor un tanto peculiar. La historia sigue a una niña perdida que se adentra en una casa solitaria y lúgubre en medio de un bosque; el lugar perfecto para un clásico cuento de terror. ¿El giro? Dentro de la casa, encuentra un cráneo parlante, y en lugar de salir corriendo como cualquier personaje sensato, decide quedarse y, eventualmente, hacer una amistad con este siniestro compañero. Lo más curioso es que, bajo la dirección de Klassen, ese cráneo no es el monstruo, sino un aliado, un tipo con el que bien podrías compartir una taza de té y unas cuantas carcajadas oscuras.

Klassen, reconocido mundialmente por haber ganado la Medalla Caldecott y la Medalla Kate Greenaway, no solo rompe con los esquemas de la narrativa infantil; los hace pedazos. Es el mismo tipo que nos hizo dudar si los animales con sombreros eran de fiar en This Is Not My Hat, y ahora nos muestra cómo una niña puede encontrar paz en la casa más espeluznante que hayas visto. Su ilustración no es la típica de «libro infantil», llena de colores chillones y sonrisas impostadas. Aquí, el ambiente es más sobrio, el bosque parece silente, y el cráneo, aunque serio, tiene una mirada que recuerda a esos amigos que siempre te dan los consejos más crudos pero certeros.
Lo que hace a The Skull tan fascinante es cómo Klassen juega con la percepción infantil del miedo. Lejos de ser un cuento tradicional donde lo oscuro debe espantar o causar repulsión, aquí se convierte en un espacio de exploración. Los lugares sordidos que para un adulto podrían representar un claro “ni de loco entro ahí” son, para un niño, un mundo lleno de posibilidades. The Skull nos enseña que lo macabro puede tener una belleza siniestra y, a la vez, entrañable, y que el miedo no siempre es una señal de alerta, sino una puerta a la aventura.


Este libro no solo es una pieza de arte en narrativa visual, sino una declaración de principios sobre lo que significa ser niño. Nos muestra que para los más pequeños, lo aterrador puede ser tan cautivador como un paseo por el parque. Jon Klassen, fiel a su estilo, nos recuerda que la imaginación infantil puede convertir una casa encantada en un santuario, y a un cráneo en el mejor de los amigos.