Lo que pasa cuando cierras los ojos…

Dormir suena simple: te acuestas, cierras los ojos y te desconectas. Pero por dentro, tu cuerpo está haciendo de todo menos descansar. Especialmente tu cerebro, que entra en modo fiesta interna. Y es que dormir no es solo “descansar”, es un sistema altamente organizado, como una película en capítulos que se repiten cada noche. Y en uno de esos capítulos ocurre la magia: soñamos.

Pero ¿qué son exactamente los sueños? ¿Y por qué a veces soñamos que estamos cayendo, volando o encontrando a nuestro ex después de muchos años?

Spoiler: tu cerebro tiene sus propias reglas, y mientras tú crees que estás inactivo, él está resolviendo problemas, limpiando memorias y… contándote historias.

Dormir no es apagar: es reiniciar

El cuerpo pasa por diferentes etapas del sueño, como si fueran niveles de profundidad. Comenzamos con un sueño ligero (fase 1 y 2), donde los músculos se relajan y la respiración se calma. Luego bajamos a un sueño moderado/profundo (fase 3 y 4), donde el cuerpo se repara a nivel físico. Y finalmente, entramos a la fase REM, sí como la canción de Ariana Grande; sus siglas hacen referencia a “Movimiento Rápido de Ojos”, donde ocurren los sueños más vívidos y locos.

Durante esta fase, tu cuerpo queda paralizado para que no actúes lo que sueñas, pero tu cerebro se activa casi tanto como cuando estás despierto. Es como si Netflix se activara dentro de tu cabeza… solo que tú también eres el guionista, director, protagonista y espectador.

¿Por qué soñamos cosas tan raras?

Los sueños mezclan emociones, memorias, cosas que viste y sentiste durante el día, pero todo pasa por un filtro que rompe la lógica. Por eso a veces sueñas que estás en tu escuela primaria, pero también es un crucero, y tu perro habla como tu jefe. Nada tiene sentido y al mismo tiempo todo lo tiene.

Soñar que vuelas puede significar libertad emocional. Soñar que se te caen los dientes puede ser ansiedad (o solo que viste algo raro antes de dormir). No todos los sueños tienen un significado profundo, pero sí dicen algo: que tu cerebro está procesando. Es su forma de archivar, reinterpretar, e incluso ensayar escenarios para la vida real.

El cerebro mientras duerme: más ocupado que nunca

Lejos de descansar, el cerebro hace limpieza neuronal. Literalmente limpia las toxinas acumuladas en el día, refuerza lo que aprendiste, y suelta información innecesaria (como esa conversación incómoda de hace 6 años). Por eso cuando duermes bien, recuerdas más, tomas mejores decisiones y hasta estás de mejor humor.

Además, muchas ideas creativas nacen mientras soñamos. De hecho, tu mente conecta cosas que normalmente no juntarías despierto. Así que si un día sueñas con resolver un problema o crear algo brillante, no lo descartes: puede que tu cerebro haya estado trabajando por ti mientras tú te acurrucabas con tu almohada.

¿Y las pesadillas?

Las pesadillas son como las películas de terror del cerebro. A veces reflejan miedos reales, estrés o ansiedad. Otras, son una forma de “practicar” cómo reaccionar ante algo peligroso. Aunque dan miedo, cumplen una función: nos preparan emocionalmente. Eso sí, si se repiten demasiado, también pueden ser una señal de que algo no va bien emocionalmente.

Dormir bien = vivir mejor

Dormir las horas adecuadas (entre 7 y 9 para adultos) no solo mejora la memoria y el estado de ánimo, también regula hormonas, fortalece el sistema inmune y mantiene el corazón sano. Además, mejora tu creatividad, te hace más empático y… sí, te da sueños más interesantes.

Dormir no es perder el tiempo. Es recargar la mente, curar el cuerpo y permitir que el inconsciente juegue libremente con todo lo que viviste.

Soñar no es solo raro: es vital. Mientras tú crees que estás fuera de servicio, tu cuerpo y mente están creando, ordenando y reparando. La próxima vez que te despiertes con un sueño raro, en vez de ignorarlo, agradécelo. Es tu mente hablando en clave, trabajando detrás del telón para que despiertes cada día siendo un poco más tú.