Desde que Dua Lipa se consolidó como ícono pop mundial, su música ha sido tan celebrada como cuestionada. Y no por su voz, estética o impacto en la industria, sino por una duda que persiste entre fans, críticos y expertos en copyright: ¿Dua Lipa está haciendo música original o solo está envolviendo éxitos del pasado en papel moderno?
La polémica no es nueva. En 2022, Dua fue demandada por supuestos plagios en su hit Levitating, comparado con canciones de los 80 y principios de los 2000. Aunque los juicios fueron desestimados o resueltos fuera de corte, las comparaciones continuaron. ¿El sonido es parecido? A veces sí. ¿Es copia? No necesariamente. Y ahí está la línea difusa entre plagio, homenaje y reinvención.

Future Nostalgia: ¿nombre premonitorio o advertencia?
El título de su álbum más exitoso no fue casualidad. Future Nostalgia es exactamente eso: un cóctel brillante entre sintetizadores retro, bajos disco y estructuras que remiten al funk, al europop y al dance de décadas pasadas. Es como si Dua Lipa hubiera agarrado los mejores vinilos de los 70, 80 y 90 y les hubiera puesto esteroides electrónicos.
Pero esa es precisamente su propuesta artística: traer el pasado al presente sin disfrazarlo. La diferencia entre inspiración y copia suele estar en el crédito, la intención y la transformación. Y, en este caso, Dua no oculta sus referencias. En entrevistas ha mencionado su amor por Prince, Blondie, Daft Punk y Madonna, e incluso ha trabajado con productores que crecieron musicalmente con esos sonidos.

¿Dónde termina la inspiración y empieza el plagio?
La música pop —y la industria en general— siempre ha vivido de ciclos y referencias. Michael Jackson bebía de James Brown. Lady Gaga de Bowie. Y Beyoncé ha sido acusada y defendida por lo mismo. En el caso de Dua Lipa, las canciones señaladas como “plagio” tienen estructuras similares, pero no son réplicas literales.
Legalmente, para que exista plagio, debe demostrarse que una canción copia elementos sustanciales del ritmo, melodía, armonía o letra. En la mayoría de los casos contra Dua, eso no ha sido comprobado. Además, muchas veces esos sonidos son parte del dominio estético colectivo del pop retro. Es decir, no los inventó nadie en específico.

Radical Optimism: cuando Dua también rompe moldes
Una de las pruebas más claras de que Dua Lipa no depende de reciclar sonidos es su más reciente álbum, Radical Optimism. Lejos del universo retro-futurista de Future Nostalgia, este disco propone una nueva dirección artística, con una producción más orgánica, letras introspectivas y una estética sonora propia. El nombre no es casual: deja atrás la nostalgia como ancla y apuesta por radicalizar su visión optimista del pop, con canciones que no remiten al pasado, sino que buscan construir algo distinto. Es una muestra de que sí puede crear desde cero y que no está atada a una fórmula. Solo elige cuándo jugar con lo conocido y cuándo arriesgar.

¿Plagio emocional o estrategia brillante?
El verdadero poder de Dua Lipa podría no estar en hacer canciones completamente originales, sino en hacerlas sonar como si ya las conocieras. Y eso es oro puro en marketing musical: apelar al recuerdo, generar familiaridad instantánea y mover emociones sin esfuerzo. Es nostalgia con diseño. No copia, sino estrategia emocional perfectamente calculada.
En una industria donde todo puede parecer repetido, lo que diferencia a un artista no es solo lo que crea, sino cómo lo resignifica. Dua Lipa no está libre de críticas, pero tampoco merece ser reducida a una simple recicladora de hits. Su propuesta es clara: tomar lo viejo, pulirlo, y ponerlo a bailar otra vez. ¿Eso es plagio? ¿O solo es pop entendiendo cómo funciona la memoria colectiva?
Tal vez la mejor prueba de que no está copiando… es que después de oír sus canciones, ninguna suena igual otra vez.

Mira la controversial canción “Levitating” en vivo:
Conoce un poco más al artista:
Conoce un poco más al autor:
https://www.instagram.com/alxs._.mapl?igsh=MXVtYjlmYm1pbWR6dA%3D%3D&utm_source=qr