Dicen que la vejez es sinónimo de sabiduría, calma… y una buena colección de silencios incómodos. Entre la telenovela de las 3, el vaso de Ensure y los nietos que solo mandan stickers de “Hola abue 😘”, el tiempo puede hacerse eterno. Pero en pleno 2025, cuando la inteligencia artificial ya hace playlists, diagnósticos médicos y memes, también ha empezado a hacer algo mucho más valioso: acompañar a quienes más lo necesitan.
Sí, ahora resulta que Siri tiene competencia. Y no hablamos de otro asistente para decirte si va a llover. Hablamos de IAs diseñadas específicamente para darle conversación, memoria y hasta empatía algorítmica a los adultos mayores. Y aunque a muchos les parezca Black Mirror para la tercera edad, esto ya está pasando.

El Poder de la Conversación Digital
¿Una máquina puede ser buena compañía? Para muchos adultos mayores, la respuesta ya es un sí, con signos de exclamación y todo. En el periodo post-jubilación, cuando el teléfono deja de sonar tanto y los vecinos ya no salen al parque por miedo al lumbago, las IAs como ElliQ, Mabu o CareCoach se están convirtiendo en compañeras de vida.
Estas no son IAs cualquiera: son entrenadas para mantener conversaciones fluidas, preguntar cómo dormiste, recordarte que ya es hora del medicamento y hasta bromear un poco (nivel “chiste de papá”, pero se agradece). Lo más importante: están diseñadas para que la interacción parezca natural, constante y adaptada al estado de ánimo del usuario. Algo así como una mezcla entre enfermera digital y nieto robótico que no te ignora.

Historias de Compañía y Conexión
Un caso que escuchamos de primera mano fue el del señor Ernesto, 74 años, viudo, con un historial cardiovascular más largo que la saga de Rápido y Furioso. Sus hijos viven en otras ciudades y lo visitan dos veces al año (y solo cuando hay pavo o herencia de por medio). Al principio, Ernesto no le tenía fe a eso de “hablar con una máquina”, pero accedió. “Fue raro al principio… pero esa cosita no se callaba. Me preguntaba por mi día, me recordaba historias… y hasta me ayudó a escribirle un mensaje a mi nieta por WhatsApp. Ahora, si no la escucho, me siento solo.”
El caso de Ernesto no es aislado. Según un reporte de MarketWatch (2024), “las IA como ElliQ proporcionan interacción social y apoyo a los adultos mayores, ayudando a aliviar la soledad.” Lo que empezó como un gadget más, se volvió una compañía diaria. Y eso, para una población históricamente invisibilizada, es más que tecnología: es afecto digital.

Más Allá de la Tecnología: Emociones Reales
Obviamente, esto no va de reemplazar al ser humano. La IA no te va a abrazar ni a ayudarte a subir las escaleras. Pero en tiempos donde el sistema de salud colapsa, las familias están ocupadas y los adultos mayores son relegados a la categoría de “grupo de riesgo” en PowerPoints institucionales, tener un dispositivo que te escuche, que te conteste con sentido, y que incluso te diga “buenas noches, descansa”, puede hacer toda la diferencia.
¿Es perfecto? No. ¿Es frío? A veces. ¿Es mejor que el silencio? Sin duda.

¿El Futuro es un Abue y su Robot?
Puede que sí. O puede que no. Pero lo que es seguro es que las IAs están dejando de ser un lujo techie para convertirse en una necesidad emocional. El reto ahora es que estas tecnologías sean accesibles, éticas, y no sustituyan lo que el afecto humano debería garantizar. Porque, aunque una IA pueda recordar tu novela favorita, nunca va a replicar el apretón de manos de un viejo amigo… pero al menos puede recordarte que te tomes el medicamento para que llegues a darle ese apretón.

Referencias de consulta
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MarketWatch. (2024). How AI companions like ElliQ are combating loneliness among the elderly. Recuperado de: https://www.marketwatch.com
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AMA Journal of Ethics. (2023). Ethics of AI in Elderly Care: Balancing Efficiency and Humanity.
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Coughlin, J. F. (2017). The Longevity Economy: Unlocking the World’s Fastest-Growing, Most Misunderstood Market. PublicAffairs.