Así fue cómo en realidad pasó:
Cuando Renata dejó plantados a sus papás para irse con Ulises, no estaba huyendo del amor. Estaba huyendo de la colonia. Del apellido. De los amigos con nombre anglosajón. De los fines de semana en Valle con los papás ausentes y las nanas presentes. La neta: estaba intentando escaparse de México. Porque Amarte Duele no es solo una historia de adolescentes calenturientos. Es una tragedia griega disfrazada de pelicula pop, donde el verdadero villano no es el hermano violento ni la mamá neurótica: es el clasismo. Y ese sí, ese no tiene final feliz.

Renata tiene casa con alberca y Ulises apenas tiene chance. Ella quiere hacerse la artista incomprendida, él quiere grafitear y ligarse a la guapa. Se conocen en un centro comercial (aka el Templo del Dios Consumo), se besan en una peda, y se enamoran como si no existieran códigos postales. Pero aquí no hay comedia romántica que aguante los cimientos del racismo interiorizado y el odio de clase. Porque en México, el amor entre castas no es romántico: es transgresor. Y en esta historia, la transgresión se paga con sangre.
Aun que seamos muy honestos si se hubieran quedado juntos habrián terminado matandose real y metaforicamente el uno al otro. Así que vale más llorar por el recuerdo de lo que nunca fue que vomitarse por la asquerosa realidad.
Quién está detrás del drama
Dirigida por Fernando Sariñana y escrita por Carolina Rivera, Amarte Duele se estrenó en 2002, en pleno auge del pop y el Nu Metal. Martha Higareda y Luis Fernando Peña dan vida a Renata y Ulises con más química que un Red Bull con Tonayán. La peli fue un fenómeno cultural porque se atrevió a hablar de algo que todos vemos, pero pocos mencionan sin miedo: que México es un país partido a la mitad, y que el puente entre esas mitades no se cruza con flores, sino con balazos.

¿Por qué importa en la cultura pop?
Porque fue la primera vez que muchos vimos el clasismo en pantalla grande sin disfraz de telenovela. Porque mostró que el racismo en México no es tanto de color, sino de clase. Que tener un apellido «pobre» en la escuela privada es casi tan grave como no tener coche. Y que las cicatrices del sistema de castas colonial siguen abiertas, aunque las llenemos de glitter y Daddy Yankee. Amarte Duele se volvió el “Romeo y Julieta” de la generación MTV México, pero con suburbans blindadas y jefas de gobierno que mandan al GDF en lugar de al Vaticano.

¿A qué se parece y a quién va dirigido?
Si creciste escuchando a Panda y pensabas que El Toreo era el centro del universo, esta peli es tu infancia. Si alguna vez te enamoraste de alguien que “no era para ti” según tus papás, esto te va a pegar. Si crees que el clasismo ya no existe porque “todos tenemos iPhone”, necesitas verla con urgencia. Amarte Duele es para los que ya no creen en el amor… pero sí en la lucha de clases. Va en la misma vena que Roma (Cuarón, 2018), Güeros (Ruizpalacios, 2014) o Las Niñas Bien (Salvador, 2018): películas que hacen radiografía del país desde el corazón roto.

¿Dónde verla?
Disponible en Vix+, o pirataada en alguna cuenta de Facebook con subtítulos en árabe. También la pasan de vez en cuando en Canal 5, para que la veas justo cuando te sientes más solo.

Referencias de consulta
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Campos, A. (2020). Clasismo y racismo en el cine mexicano contemporáneo: una lectura crítica de Amarte Duele. Revista Comunicación y Sociedad, 37(1), 111-130. https://doi.org/10.32870/cys.v2020.737
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Moreno Figueroa, M. G. (2010). Distributed intensities: Whiteness, mestizaje and the logics of Mexican racism. Ethnicities, 10(3), 387–401. https://doi.org/10.1177/1468796810372305
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Salazar, A. (2021). El clasismo duele: desigualdad social y representación mediática en México. Cuadernos de Comunicación, 15(2), 45-59.
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Zabludovsky, K. (2019). Mexico’s racism problem goes beyond words. The New York Times. https://www.nytimes.com/2019/02/15/world/americas/mexico-racism.html