Cualquiera que viviera su infancia en la dorada década de los 90 estará de acuerdo conmigo en que la más importante señal de status y dominio, en aquellas penitenciarias que teníamos por colegios, era el tipo de tenis que usabas. Podías ser un simple vago que usaba los tenis que vendían en el colegio con un logo horrible bordado en la maquila propiedad de la líder de la sociedad de padres de familia, o podías tener estilo, clase, una visión con menos sabor a pozole del mundo y separarte del resto de los los mortales usando con orgullo la palomita que diferencia a la gente bien de los jodidos. No importa que en ese entonces no pronunciarlas bien el nombre de la marca, ni que no tuvieras la más mínima idea de que comparten nombre con la diosa de la victoria. En ese entonces lo que importaba era otra cosa.

Además del meteórico ascenso social que representaban un par de Nike había un aspecto que nos quitaba el sueño: “la tecnología del aire en los tenis” Un avance sin precedentes que era sin duda algo fuera de este mundo. Literal casi como en canción de Daft Punk esta tecnología nos parecía la clave para ir más rápido, saltar más alto, jugar como profesional sin importar tu falta de habilidad y sobre todo flotar con unos Airmax hasta donde ningún otro había flotado.
La edad y el sentido común después te hacen ver que la genialidad del sistema de aire no está en el despegue sino en el aterrizaje, y aquí menciono la edad por qué conforme los años avanzan uno agradece muchísimo la existencia de sistemas que aminoren el impacto, en unas rodillas que han visto mejores días.
Hoy descubro con emoción, que se siente casi como en aquella infancia, un nuevo sistema de amortiguamiento lanzado por Nike y me ha parecido lo bastante innovador como para ponerme a escribir al respecto sin afán de hacer un comercial barato ( cosa que ya hago en mi trabajo de todos los días)
Lo llaman NIKE JOYRIDE, una tecnología que se sustenta en la idea de que al correr cada pie se estrella contra el piso violentamente de manera totalmente diferente cada vez y por ello requiere de amortiguamiento en micro zonas de impacto especificas. Lo anterior sin mencionar el hecho de que las condiciones de esta pisada son radicalmente diversas entre persona y persona.
La genial forma de solucionar este predicamento es crear un deposito de mini cápsulas dentro de cada uno de los tenis en zonas clave. Estas cápsulas NO PERMANECEN ESTATICAS EN UN CONGLOMERADO DE PLASTICO, viajan junto con el pie en el momento de la carrera y se adaptan a los momentos de inercia vs impacto que el pie experimenta en cada paso. Al momento de que cada pie impacta el suelo estas esferas se adaptan de manera única e irrepetible al momento especifico, teóricamente esto proporciona amortiguamiento personalizado al 100%
El diseño es fascinante y en futuras ocasiones espero poder dar mas detalles técnicos y estéticos de esta tecnología que me parece el primer paso a algo fantástico como en su momento fue el sistema de aire.