Cuando Mies se mete ácido: la casa de cristal se vuelve rave neón
Imagínate que Mies van der Rohe regresa del más allá, ve su pulcra McCormick House bañada en luces neón, sombras danzantes y una paleta que parece extraída de un rave en Berlín… y en lugar de enojarse, se ríe, se pone unos lentes color ámbar y dice: “Menos es más, pero más luz es mejor”. Así se siente Parallel Perspectives, la instalación lisérgica del dúo Luftwerk, que convierte un templo del minimalismo Bauhaus en un laboratorio óptico de percepción psicodélica y arquitectura emocional.

El fantasma de Mies no aprueba, pero se deja seducir
Petra Bachmaier y Sean Gallero, mejor conocidos como Luftwerk, son como esos DJs de arte contemporáneo que en vez de beats mezclan luz, sombra y pigmentos flotantes. Su exhibición site-specific es una declaración amorosa (y algo punketa) a la obra de Mies: no la contradice, la traduce. Juegan con la arquitectura como si fuera una consola de luces.
¿El resultado? Un recorrido sensorial que hackea tus pupilas y reformatea tu idea de “casa moderna”. Desde vidrios tintados en arcoíris —guiño directo a los developers originales de este prototipo prefabricado— hasta cuartos enteros donde la luz late, respira y te susurra secretos cromáticos en código Morse.


Instalaciones que podrían curarte la miopía o provocarte un trance
Cada pieza dentro de Parallel Perspectives tiene un mood. Hay cajas de luz que parpadean como si fueran parte de un set de Aphex Twin, espejos que doblan realidades paralelas, tubos de neón que podrían estar en la habitación de un androide melancólico, y vidrios de colores que distorsionan el tiempo como si caminaras dentro de un sueño dirigido por Gaspar Noé, pero sin la resaca emocional.
Todo esto alojado en la McCormick House, una joya del diseño de 1952 que de pronto ya no es solo casa, es cápsula, es filtro, es portal. Un homenaje mutante a la Bauhaus, que a 100 años de su fundación, sigue generando respuestas visuales de artistas que prefieren expandir la experiencia humana que limitarla a planos y proporciones.

¿Por qué importa esto? Porque no todo el arte tiene que gritar para ser radical
Luftwerk no te lanza pintura en la cara ni te pone frases pseudo profundas escritas con sangre de unicornio. En lugar de eso, reconfigura lo invisible: tu percepción. Y eso, amigos, es más subversivo que cualquier happening con pretensiones.
Parallel Perspectives no solo celebra la arquitectura, la resignifica. Es Bauhaus con estrobos. Es meditación con esteroides ópticos. Es el crossover entre la estética racionalista y la experiencia inmersiva, donde el visitante se convierte en parte de la obra porque su cuerpo, su sombra y su mirada también construyen el espacio.

Para quién es esto:
Para amantes del diseño que no le tienen miedo a la psicodelia. Para fans de la Bauhaus que no se ofenden si alguien le pone filtros RGB a los sueños de Mies. Para todo aquel que entienda que el arte no tiene que quedarse quieto para ser eterno.
