Hay noches que empiezan con una chela tibia y terminan en un círculo de invocación demoníaca donde la música élfica industrial reina con sintetizadores y voces que parecen salidas de un culto apocalíptico. Bienvenidos a la dimensión de MEZKO, el dueto australiano que nos voló la cabeza con su mezcla de techno-punk industrial y una vibra kautrock retrofuturista. Pero aquí va el golpe: MEZKO ya no existe. Nunca se reunirán otra vez. Y eso duele más que tu cruda del domingo.

La noche que MEZKO se volvió mi obsesión personal

Todo empezó una madrugada de las que no deberían contarse. 3 de la mañana, centro histórico de la horripilante Ciudad de México, un callejón que ni los Uber quieren pisar y, de pronto, un portal interdimensional se abre. Un antro de pesadilla: paredes llenas de neón, maniquíes que parecían más vivos que los presentes y un aroma a exceso con fecha de caducidad.

En medio de este escenario surreal, mis ojos se clavaron en la pantalla multifragmentada. Ahí estaba Laura Bailey, una figura que me atravesó como un rayo. Su imagen era una maldición visual perfecta, el tipo de musa que parece salida de un sueño oscuro y que se queda atorada en el fondo de tu mente. Laura era la Devon Aoki del apocalipsis, la reina intocable de un mundo electrónico devastado.

MEZKO sonaba en todo su esplendor: bajos saturados, beats que te taladran el pecho y esa atmósfera oscura que te sumerge hasta ahogarte. Entre mi intoxicación etílica y el delirio visual de Bailey, MEZKO se convirtió en el soundtrack perfecto de una noche que parecía no ser real.

El fin de una era: MEZKO ya no volverá

Este dueto formado por Kat Harley y Laura Bailey fue una mezcla explosiva. Su música era un viaje frenético donde el techno industrial coqueteaba con el pop futurista y dejaba un sabor de post-punk ácido. Su EP Polychronic no fue solo un disco: fue una obra de arquitectura sonora que combinaba la densidad de Neu! con el ritmo de Justice y el caos controlado de Soulwax. Era para escucharse en loop, con las luces apagadas y los demonios bailando alrededor.

Pero la realidad nos alcanzó. MEZKO se separó y no va a volver. Su legado es pequeño, casi secreto, pero imposible de ignorar. No dejaron hits comerciales ni giras masivas; lo que dejaron fue una sensación de que algo especial, algo fuera de serie, se nos escapó para siempre.

Un eco en el multiverso

A veces pienso que, en algún universo paralelo, Kat y Laura siguen tocando. Siguen componiendo, creando atmósferas que hacen que las noches extrañas sean inolvidables. Quizás en ese universo yo pueda volver a ver a Laura Bailey en una pantalla multifragmentada y obsesionarme de nuevo como aquella primera vez. Pero en este mundo, lo único que podemos hacer es escuchar su música y dejar que nos reviente los oídos y el corazón.

Si tienes un mínimo de amor por la música fuera de lo convencional, por lo que te hace sentir algo profundo y oscuro, dales play. Aunque sea como enviar una plegaria perdida a un dueto que ya no está aquí. MEZKO merece ser escuchado, recordado y, con suerte, extrañado.

TIGREPOP declara: escúchalas antes de que las borren del espacio-tiempo

No podemos traerlas de vuelta, pero lo que sí podemos hacer es recomendarte que las escuches. Pon sus tracks a todo volumen, prende una luz neón y báñate en esa desesperación electrónica que tanto nos hace falta.

Links para stalkearlas (y llorar por lo que fue):

https://www.youtube.com/channel/UCRr12LciLgiJQF9Cn-WooMA